Otra vez ocurre que las bajas expectativas terminan viéndose superadas, ahora con esta aproximación de tintes realistas hacia el mito del licántropo. En una ciudad francesa una familia americana es asesinada por lo que todos señalan como un animal, lo típico, hasta que detienen a un gigantón peludo al que una abogada americana rubia se empeña en defender. Gigantón y peludo, repito. Las pistas estaban ahí pero, en fin...

La cosa es que desde el principio la cinta lleva buen ritmo, mantiene cierta incertidumbre acerca del sospechoso, y cuando se desata lo hace de manera espectacular. Para ser un film en apariencia pequeño consigue una escenas de acción bastante solventes y que la trama enganche. Que la acción no transcurra en Nueva York aporta algo de novedad, aunque el escenario francés tampoco le suponga nada a la trama. Me molestó un poco que presentaran un dato completamente anticientífico para justificar la presunta licantropía, pejiguero que es uno. Pero es cine fantástico, tampoco vamos a ponernos exquisitos.

Tiene sus detalles tontos, como la presencia de los abogados todo el tiempo acompañando a la policía, cuando está claro que solo pueden ser estorbos ante la amenaza que tienen encima. Y la resolución no es completamente satisfactoria, mezclando asuntillos de los que se han deslizado apuntes pero que soltados así solo embrollan el desenlace. Pese a todo, es una revisión del mito del hombre lobo que no da vergüenza ajena y es sumamente entretenida.