Turbio documental que comienza como un hecho a celebrar pero que termina como algo vidrioso y malsano. Tres jóvenes descubren que son trillizos separados al nacer. La alegría del encuentro poco a poco va dejando paso a las dudas, las preguntas incómodas y los traumas.

Un documental ágil, que lleva su primer acto por tonos pastel y se hace muy llevadero, haciéndonos partícipes del júbilo que sienten los trillizos al descubrirse. A medida que avanza comienzan a desvelarse las lógicas cuestiones acerca de como fue posible que tal cosa sucediera, y preparándonos para un tramo final conducido casi como si de un thriller se tratara.

Plantea ese tan traído asunto de si pesa más la genética o el entorno en el desarrollo de la personalidad. Cuando parece que la película apunta hacia un camino luego da la vuelta, en un inteligente modo de mantener el interés. Muy curiosa e interesante la historia de esos tres hermanos, que nunca sabremos si hubieran tenido mejor, peor o igual vida de haber crecido juntos.