Vodevilesca película de orígenes en donde nos muestran de donde viene la villana de 101 Dálmatas, como si fuera algo que mucha gente se hubiera preguntado. Se nos humaniza al personaje como ya se hiciera con el Joker, ambos curiosamente con un problema mental. ¿Será que para ser malvado hay que estar necesariamente enfermo? Cuestionable razonamiento el que nos mandan, y sobre el que alguien tendrá que reflexionar en algún momento.

El recorrido por la transformación de Stella en Cruella es cuasiguiñolesco y se aleja mucho del tratamiento hiperrealista dado a la némesis de Batman. A ello ayudan las interpretaciones, histriónicas como si de un cómic se tratase, pero viniendo de donde viene tampoco nos vamos a extrañar. Luego se nos alarga hasta unas incomprensibles dos horas y cuarto que hacen que estemos pidiendo la hora hasta treinta minutos antes. Dos estrellas protagonistas en un duelo interpretativo de altura y un diseño de producción notable elevan la nota, pero no nos engañemos. Es un producto de puro entretenimiento que con ese metraje a todas luces excesivo se queda a un palmo de cansar. En un producto así con hora y media basta.