…Se preguntaba y se respondía, el personaje protagonista de esta película, el capitán Harry Brubaker, interpretado por William Holden, mientras se veía obligado a combatir, por su vida, arrastrándose por el sucio barro...

Entretenido film bélico, sobre la guerra de Corea, recreado, a través de imágenes de archivo, de combates aéreos reales, en dicha guerra, pero que va más allá de la mera acción, centrándose, en las flaquezas del héroe, en la vida de éste, fuera de la carlinga de su reactor, en la que es sólo un hombre como otro cualquiera, con esposa (Grace Kelly) e hijas. Y entre esos dos mundos, transcurre su relato. Uno, entre repetidas misiones, para derribar unos puentes (los puentes de Toko-Ri), fuertemente custodiados y auténticas trampas mortales, para los aviadores norteamericanos. El otro, en una apariencia de vida familiar, durante sus periodos de descanso en Japón. Y, entre sus dos medias vidas, se pregunta, y duda, del porqué de su lucha, del qué hacen allí... tan lejos de casa. Pero en la desesperación, comprenderá, él un hombre solitario y frío con sus compañeros, el valor de la camaradería... Representada, por dos excéntricos miembros de una patrulla de rescate (Mickey Ronney y Earl Holliman) que, mientras en el mar son ejemplares y aun heroicos, en tierra son un verdadero desastre, expertos, en buscarse complicaciones...

Personalmente, es una cinta, que me agradó bastante, con la que disfruté. Y aunque, a primera vista, pueda parecer, un panfleto propagandístico, nada más alejado de la realidad, pues emite bastante profundidad y elementos para la reflexión, sólo, que destila, admiración, hacia quienes son capaces de sobreponerse, a sus miedos y a sus demonios, para despegar de la inestable cubierta de un portaaviones hacia un destino, incierto e inseguro...