Ingrid Thulin, cómo no (protagonista de muchas historias de Bergman) y Gunnel Lindblon, en los papeles de dos hermanas entre las que existe una enfermiza relación, más el pequeño hijo de una de éllas, componen el trío sobre el que monta Bergman una de sus clásicas, neuróticas, pesimistas y desasogantes películas: un estudio sobre las pasiones humanas (odio, amor, sexo, envidia...) del que solamente se extraen amargas conclusiones. Película que no puede verse con el ánimo impasible ni, por supuesto, con la simple intención de entretenerse.