En mi opinión, es una crítica satírica a nuestra forma de comunicarnos repecto de la elaborada y estilizada tradición exhibida en la huella de 1972 más acorde quizá con su época. Este salto en el tiempo entre los dos films y su idéntico argumento centran la atención en la forma y no en el contenido. Este último film es una puesta al día del anterior en lo referente a lenguaje y maneras. Sigue recreando como un personaje de éxito profesional puede ser un fracasado en su vida personal y cómo un cretino será siempre un cretino aunque tenga éxito. Si la excelencia de la primera era el diálogo, una trama de suspense y una interpretación soberbia aquí resulta de interés observar como la sociedad ha influido en el comportamiento y el espectáculo ahora es ver cómo estos dos personajes revelan su personalidad en el mundo de hoy en día.