"Biutiful" es el anverso, si se quiere, de "Vicky Cristina Barcelona", aquí todo es feo, miserable, los planos muestran las cloacas de la ciudad, los personajes son cutres, como sus casas.
El tono de las imágenes es gris, verde caca.
Luego está la credibilidad del personaje y de su vida. Enfermo terminal, con poderes paranormales, que no vienen a cuento, vive de la intermediación de inmigrantes chinos con contratistas de obra y top mantas negros, cosa que parece darle dinero, mucho dinero. Parece que los guionistas debieron pensar que tratar los temas de los junkies, la droga, el sida, la prostitución del barrio chino ya estaban muy manidos en el cine (temas, por cierto, que se ajustan mucho mejor a la idiosincasia de los protagonistas), y decidieron sustituirlos para hacerlos más actuales por la inmigración africana, china.
El director los ha amontonado en su batidora sin ton ni son. La película se alarga innecesariamente, por momentos es un tostón que invita al bostezo. La salva, como era de prever, Bardem, un monstruo de la interpretación.