Esta emblemática cinta sobre la amistad y la adversidad es una joya que va más allá del paso del tiempo, de los cambios de costumbres, de las modas y de cualquier cosa que pueda cambiar con los años. Porque deja un mensaje profundo y desgarrador, tan necesario hoy en día: la amistad en los malos tiempos. Hoy, donde lo único que importa es el vil metal, el dinero, si lo tenés contás con muchos amigos. Pero cuando te falta todos se alejan. Y eso fue lo que me encantó de esta película. John Voight encarna a un joven que se piensa que en Nueva York va a triunfar. Y ve que le va a costar mucho más de lo que esperaba. Y en esa búsqueda encuentra a alguien en peores condiciones de salud que él, y en vez de huirle se queda a su lado. Se tienen el uno al otro como amigos, y yo jamás vi un relato de la amistad como éste. Están desinteresadamente uno junto al otro pase lo que pase, hasta el final. Eso, que para algunos podrá no significar nada, para mi lo dice todo. Esta magnífica película debe ser considerada película de culto a estas alturas. Porque se merece el reconocimiento que tienen otras tantas que no dejan ningún mensaje más que el odio y la venganza.
Este film es imprescindible para cualquiera que se precie de ser cinéfilo.
Y lo mejor de todo es su mensaje: amistad ante la adversidad, amistad verdadera.