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Voto de franco nero:
10
Drama. Bélico. Romance Campaña napoleónica de 1812. Rusia contempla el implacable avance de las tropas napoleónicas hacia sus fronteras. La idílica vida de los miembros de la alta sociedad (el príncipe Andréi Bolkonsky, el soñador e idealista Pierre Bezukhov o la joven Natacha Rostova) sufrirá un dramático cambio. Antes, los aristócratas, la gente corriente y los siervos vivían en mundos completamente diferentes. Ahora, la necesidad de defender la patria los ... [+]
27 de octubre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los Sesenta fueron los años en que se popularizaron las Superproducciones. Se dice que la generalización de la emergente TV presionó al Cine a 'tirar la casa por la ventana' en esa dura pugna por la audiencia. La fórmula era muy simple: Espectáculo + Calidad + Que 'se note' el presupuesto en pantalla. Los norteamericanos solían encargárselas al británico David Lean, que golpeó duro con El Río Kwai y Lawrence de Arabia. Siempre con cheque de Hollywood, Lean preparó para mediados de la década El Doctor Zhivago, ambientada en la Rusia revolucionaria. Parece ser que fue ese detalle lo que picó a los soviéticos: el Soviet Supremo encargó una mega-superproducción 'que barra del mapa las de los Capitalistas'.
Obviamente eligieron su libro más famoso, de Leon Tolstoi, y lo planificaron en CUATRO películas (lo de 'barrerlas a todas', pues, iba en serio). Pese a ser comunistas despilfarraron como bestias: el Ejército Rojo puso 80.000 soldados al servicio de Guerra y Paz I-IV para hacer de extras. La Mosfilm, al atacar la adaptación, sí sigue -esquemáticamente- la línea del libro pero (salvo en la II, enteramente intimista) básicamente se centra en las campañas napoleónicas contra Rusia: en las batallas. El deslumbrante baile de El Gatopardo (1963) inspira las numerosas escenas de bailes en palacios y seguramente la ambientación (Visconti supo penetrar el siglo XIX prodigiosamente), además del tono 'muy metidos' en la época de las interpretaciones. Con todo, para cumplir con la fórmula de las superproducciones, se la jugaron con las larguísimas escenas de las batallas: el gasto despilfarrador (extras, vestuario, armamento...) se vio enaltecido por la muy dotada manera soviética de filmar: planos generales, largos, en movimiento, penetrando la acción sin mutilarla con el pobretón plano/contraplano occidental.
Además, para que fuera Cine-Cine, en muchos tramos no hay diálogos. Modernizaron la novela liquidando el lado melodramático al hacer que los actores 'pensaran en off' los párrafos más románticos. El espíritu del libro queda bien aprehendido en las 4 cintas. Puede decirse que los soviéticos vencieron a las superproducciones occidentales puesto que al lado del despilfarro (obsceno) de Guerra y Paz I-IV cosas como Lawrence de Arabia son puro cine-cutre al estilo de aquellas que hacía Jess Franco con 100 mil pesetas en esos mismos años. En cuanto a la calidad, Guerra y Paz I-IV ofrece caviar del bueno, con muchos matices, dejando las de David Lean en estupendos chuletones, muy nutritivos, pero de un solo sabor (y gracias).
franco nero
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