Última película del genial Billy Wilder que, al ser denostada por crítica y público, llevó a quedarnos cinematográficamente sin el maestro (por lo que respecta a nuevas obras, las anteriores es obligatorio recuperarlas cada poco tiempo).

El principal error de la película es el nombre de su director: sí, estoy convencido de que firmada por cualquier otro la cinta hubiera corrido mejor suerte. Pero ya se sabe, a los genios sólo se les pide genialidades, y no se les pasa acciones que puedan firmar 10 ó 12 personas más.

Amparándose en su habitual acidez (cuya traducción es España no es "políticamente correcta", ah, pero Wilder nunca lo fue) y en su pareja de actores preferida, el maestro vienés nos ofrece un más que digno testamento cinematográfico sólo enturbiado porque su nombre cierra una lista donde aparecen algunas de las mejores películas (comedias y no comedias) de la historia del cine.

Sin duda, hubiera merecido mil oportunidades más. Por ejemplo, si esta película se estrenara hoy y firmada, por ejemplo, por Fernando Trueba (recordemos que en nuestro país casi se santificó Two Much, que considero inferior) o algún directorcillo estadounidense pretendidamente gracioso, ¿correría igual suerte?

De todas formas, Thank you, Mr. Wilder