Arquetípico thriller de acción, de aquéllos que cuentan historias de policías con problemas psicológicos y familiares, en los que todo lo que se dice son frases ingeniosas en cualquier momento, y donde se arriesgan vidas inocentes para sortear los peligros más infranqueables con la seguridad de que nadie resultará dañado (si acaso, un criminal).

- “Esta vida es una mierda” dice Joe Hallenbeck. Y no es la primera vez que un personaje pronuncia esa frase en la película.
- Los diálogos, en tono de farsa, no denotan personalidad en los personajes; los buenos y los malos, los adultos y la niña, los protagonistas y los secundarios, todos recurren al ingenio, al sarcasmo o al cinismo para expresarse y, si no están inspirados, hacen uso del taco y la palabrota.
- Las secuencias de acción, como la de la huida de Hallenbeck, su hija y su amigo gracias al truco del muñequito parlante, están rodadas con confusión y con injustificado uso de elipsis para ocultar al espectador la carencia de un planteamiento verídico.
- No entiendo la redundancia de palomas que se meten en el encuadre más inesperado (¿marca de la casa?)