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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Comedia David Shayne es un autor teatral fracasado que, por fin, consigue financiación para una de sus obras. Pero a cambio tiene que aceptar una condición: darle un papel secundario a Olive, la incompetente novia del productor, el gángster Nick Valenti. Olive acude a los ensayos acompañada de su guardaespaldas Cheek, que, lejos de limitarse a vigilarla, se permite sugerir cambios para mejorar la obra. A fuerza de ceder a los consejos de Cheek, ... [+]
21 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente porque el celebérrimo director se limitó —es un decir— a labores de realización y escritura, “Balas sobre Broadway” no se cuenta entre las obras más apreciadas de Woody Allen, y ello pese a recibir siete nominaciones a los Óscar —a la postre, Dianne Wiest alzaría el de mejor actriz secundaria—, así como otros numerosos parabienes. Un —relativo— desconocimiento que se antoja bastante injusto, habida cuenta de que el cineasta neoyorquino entrega una obra sencillamente deliciosa.
En efecto, “Balas sobre Broadway” es una película estupenda donde la mezcla improbable de comedia urbana y violenta historia de gángsters, matrimonio —sólo a priori— mal avenido del Village y Little Italy, funcionan a las mil maravillas. Harold Ramis lo intentaría un lustro más tarde y con bastante menos acierto en “Una terapia peligrosa” (“Analyze This”, 1999). También, aunque en tono muy diferente y con superlativo resultado, David Chase y ese hito televisivo en que se erigió “Los Soprano” (“The Sopranos”, 1999-2007). El guion, obra del propio Allen en colaboración con Douglas McGrath, constituye asimismo una medida combinación de acidez y ternura. La última, como siempre, por una profesión —la de cómico, delante o detrás del telón, a éste o a aquél lado de la cámara— y un medio —aquí el teatro, el cine en tantas ocasiones— a los que el realizador neoyorquino lleva declarando su amor, junto al que manifiesta por su ciudad natal, durante seis décadas ya.
Al frente del acostumbrado reparto de campanillas se sitúa un John Cusack en la cúspide de su carrera. Ese “dasein” suyo de empollón simpático le viene como anillo al dedo al personaje: evidente “alter ego” de Allen, transplantado a las turbias circunstancias de la ley seca. Sus acompañantes, desde Chazz Palminteri —del que no recuerdo una cinta donde no interprete a un mafioso— hasta un glotón Jim Broadbent, pasando por la antedicha Dianne Wiest en la histriónica piel de gran dama de la escena e incluso el bimbo Jennifer Tilly en un rol que diríase pensado “ex profeso” para ella, rayan todos a alturas igualmente reseñables.
Carorpar
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