Netflix paraece ir fuerte con la animación y apuesta por una serie extraña con capítulos dispares unidos por los tres preceptos del título. Cada capítulo lo dirige alguien distinto y cada uno tiene una técnica de animación distinta; desde algunos estilo cómic a otros por CGI o Live-Action.
La calidad narrativa varía según el capítulo, algunos son bastante malos mientras que otros son magníficos. Los buenos te enganchan a verla hasta el final con la esperanza de que los venideros cumplan con esas expectativas.