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España España · Barcelona
Voto de Maximillian:
10
Western. Romance James McKay (Peck), un capitán de navío retirado, viaja desde el Este a las vastas llanuras de Texas para casarse con Pat Terrill (Baker), la hija de un rico ganadero. El choque entre McKay, hombre pacífico, culto y educado, y los violentos y toscos rancheros es inevitable. No sólo tendrá que enfrentarse con el capataz Steve Leech (Heston), sino que incluso su novia se sentirá decepcionada por su comportamiento. Mientras tanto, el padre ... [+]
9 de diciembre de 2020
28 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos géneros cinematográficos que son genuinamente norteamericanos, el western y el musical, el primero nace con el cine y el segundo, por motivos obvios, con el cine sonoro.

A todos los que se les ocurre tildar al western de violento, misógino y racista, les diría que toda tradición épica de cualquier cultura adolece de los mismos epítetos, porque el western no es más que la épica de un país nuevo, un país sin historia, que crea sus tradiciones sustentándolas en hechos y personajes míticos o históricos de dudosa verosimilitud que el cine ha conseguido llegar a mitificar.

A esta tradición épica corresponden las leyendas de El Álamo, de los héroes y batallas de la Guerra de Secesión y de las guerras indias, de la construcción del ferrocarril costa a costa, de las matanzas de Little Big Horn o del O.K. Corral y de personajes tan carismáticos como Daniel Boone, Davy Crockett, Buffalo Bill, Calamity Jane, Will Bill Hickok, Wyatt Earp y Doc Holliday o los pistoleros Billy the Kid, Jesse James, Butch Cassidy o Sundance Kid.

Muchos son los filmes que, con una calidad cinematográfica sobresaliente, han contribuido a la creación de esta épica, uno de ellos es indiscutiblemente “Horizontes de grandeza” (“The Big Country”), dirigida por William Wyler en 1958, un año antes de ponerse al frente de la superproducción de Ben-Hur.

El filme nos cuenta la historia de James McKay (Gregory Peck), un excapitán de barco tranquilo, pacífico, educado y culto, que viaja desde el Este de Estados Unidos hasta Texas para contraer matrimonio con Patt (Carrol Baker), la hija del mayor Terrill (Charles Bickford), un adinerado ganadero enfrentado a muerte con el clan de los Hannassey (Burl Ives y Chuck Connors), por el control del agua para abrevar al ganado que proviene de los pozos que se hallan en las tierras de la profesora Julie Maragon (Jean Simmons).

McKay intentará contribuir a solucionar el conflicto aplicando sus propios principios del Este, dialogantes y moderados, para lo que deberá enfrentarse al cerval odio entre clanes y a la violencia, como forma recurrente de resolver los conflictos, utilizada por los duros vaqueros tejanos, representados por Steve Leach (Charlton Heston), el fiel y leal capataz del mayor Terrill, enamorado en secreto de la hija de su patrón.

Más allá de las cuestiones argumentales, la estructura dramática del filme se basa en la presentación de varios juegos de opuestos que se presentan como espejos deformantes de una misma realidad entre los que podríamos citar las siguientes dicotomías:

- El mar, representado por la antigua vida marítima del capitán McKay, frente a las vastas llanuras de Texas, en las que pretende emprender una nueva vida.

- El Este civilizado y cortés, que prefigura el futuro, representado por el propio capitán McKay, frente a la dureza de la vida de los ganaderos del salvaje Oeste, un presente a punto de fenecer, representado por el rudo vaquero Steve Leach.

- La vida acomodada y lujosa que se disfruta en el rancho de los Terrill, simbolizando el éxito social y aparente de un ganadero triunfador, frente a la austeridad miserable con que vive el clan de los Hannasay, que simbolizan el esfuerzo y espíritu de sacrificio de los pioneros.

- El honor, entendido como compromiso interior, “Hay cosas que un hombre debe demostrarse a si mismo”, frente al orgullo desmedido y la soberbia con que ambos clanes pretenden imponer sus criterios y demostrar su preeminencia sobre el rival.

- La vanidad, representada por la evolución del personaje de Pat Terrill, frente a sobriedad de la profesora Julie Maragon.

- La lealtad representada por el rudo Steve Leech hacia su idolatrado patrón, frente a la vileza miserable de Buck, el heredero del clan de los Hannassey.

Wyler enfatiza estos contrastes, consiguiendo trascender los códigos habituales del Western y enriquecer la trama argumental, pero también hace uso de grandes movimientos de cámara y de grúas, para mostrar espléndidas panorámicas y grandes planos generales, debidos a la espléndida fotografía de Franz Planner, que dotan al filme de un tono épico y espectacular.

Mención especial merece la épica e inolvidable banda sonora compuesta por Jerome Moross, que se convirtió en la quintaesencia de la música western, honor que comparte con la banda sonora de “Los 7 magníficos” de Elmer Bernstein y de los westerns mediterráneos de Ennio Morricone.

En definitiva, “Horizontes de grandeza” brinda al espectador un espectáculo integral, épico e intimista, que, no únicamente se permite mirar de frente a las obras maestras del western dirigidas por John Ford, Howard Hawks o Raoul Walsh, indiscutibles especialistas del género, sino que debería formar parte de la galería donde se exponen las obras maestras de la historia del cine.
Maximillian
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