Entrañable producción de un futurismo ingenuo que dirige W. Marshall cuando comenzaba la década de los sesenta y los viajes espaciales generaban gran fascinación.
Desde el punto de vista cinematográfico carece de vigencia en la actualidad, otro tanto sucede con su sentido de la anticipación así como con unos efectos especiales que hoy contemplamos con una amable sonrisa en los labios.
Pero con los ojos de la época, la película sabe dibujar el panorama humano y se maneja con soltura en la incertidumbre de la aventura de la investigación cósmica y de la existencia de vida en otros planetas.
Candorosa.