Relato intimista para dirimir conflictos profundos e inveterados que en forma de película adopta la fisonomía de esos largos diálogos y soliloquios introspectivos que siempre fueron del agrado de Ingmar Bergman.
Por eso su diseño se parece mucho a una pieza teatral, aunque enriquecida con vigorosos primeros planos que hablan por sí solos aunque las protagonistas estén calladas.
Desde el punto de vista del contenido, el argumento posee enjundia, compromiso y, sobre todo, pone al director en la tesitura de hacer frente al doble reto de los requerimientos de la pulsión psicológica y de la eficacia narrativa para que el largometraje no languidezca.
Excelente intervención de la dos protagonistas, Ingrid Bergman y L. Ullmann sobre las que recae la mayor parte de la responsabilidad interpretativa.