La primera hora y media de la película me causó tedio por lo poco coherente de muchos de sus datos (spoiler 1) pero la última media hora me tocó la fibra sensible, de como le damos tanta relevancia a una casa que conlleva en muchas ocasiones a pérdidas afectivas importantes, en este caso irreparables.

Y es la psicosis que se vive por la obtención de una vivienda, derivado quizás por nuestro estado poco protector al respecto. Aunque en este film era más bien una vivieda adquirida para especular.

Yo misma he de confesar que viví una etapa muy psicótica en la búsqueda de una vivienda, y me llegué a enfrentar con familiares, aunque en bastante menor medida, teniendo la suerte de abandonar la competencia por la obtención de la casa no sin alguna que otra pataleta.

No, no vale la pena los enfrentamientos personales o familiares por una vivienda.