Una película bastante entretenida pero que requiere de la colaboración del espectador, pues aunque lo que motiva los acontecimientos y el establecimiento de los hechos, personajes y contexto es bastante interesante y prometedor, termina cayendo en una espiral de violencia semi gratuita, y de clara tendencia a las artes marciales; esto debido a que los varios enfrentamientos se resuelven siempre con golpes, patadas, cuchillazos y garrotes pero nunca con armas de fuego, lo que no dejaría mucho lugar a nada de lo anterior.

En el balance general, pierde un poco el fuelle al decantarse por el efectismo de notables coreografías en detrimento de una historia mucho más sólida. Por otro lado, tanta pelea no la salva de generar -al menos en lo que respecta a quien escribe- una sensación de que quizás dure un poco más de lo que debería.

La crítica social, económica y política se hacen presente, sin embargo de manera algo superficial. No obstante, el retrato del pobre diablo, del pequeño o empequeñecido -pero ya harto- en contra de las adversidades es el motor del film. Eso, y la ira de nuestro protagonista que lo dota de una resistencia y aguante sin igual.