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España España · Alicante
Voto de Titacho:
10
Musical. Drama. Romance Ambientada en el París bohemio de 1900. Satine, la estrella más rutilante del Moulin Rouge, encandila a toda la ciudad con sus bailes llenos de sensualidad y su enorme belleza. Atrapada entre el amor de dos hombres, un joven escritor y un duque, lucha por hacer realidad su sueño de convertirse en actriz. Pero, en un mundo en el que todo vale, excepto enamorarse, nada es fácil. (FILMAFFINITY)
23 de julio de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas son capaces de despertar pasiones tan fuertes y opuestas como el "Moulin Rouge" de Luhrmann, para unos una modernez insufrible y vacía peor que un truño (además de ser una versión epiléptica de los musicales de Bollywood), y para otros una absoluta obra maestra. Yo me incluyo en el segundo grupo.

Vanguardista, posmoderna, innovadora, visionaria, irreverente, espectacular, magistral, exagerada, barroca, confusa, deslumbrante, bellísima, transgresora, pretenciosa, megacursi, desconcertante, excesiva, grandiosa y sobre todo DIFERENTE (aún sabiendo que no ha inventado la pólvora), "Moulin Rouge" es un total y absoluto espectáculo para los sentidos que llegó por sorpresa en 2001 sin que nadie lo esperara y que abrió el camino a la moda de los musicales que vivimos ahora y al Óscar a la mejor película de la fantástica "Chicago" al año siguiente (34 años después de "Oliver" por fin Hollywood se acordaba de que existen los musicales). Aún así su carrera comercial fue discretita, hasta el punto de que Nicole Kidman fue más reconocida aquel año por "Los otros" de Amenábar que por esta película.

La Kidman está soberbia y Jim Broadbent y John Legizamo son excelentes secundarios, pero estoy seguro de que había cientos de actores mejores que Ewan McGregor, que pasó casi sin transición de meterse heroína en "Trainspotting" a cantar con cara de panoli en esta cinta. Aún así ni McGregor consigue arruinar el resultado final.

Cada fotograma es una joya, cada número musical una delicia, cada decorado una obra de arte (ni un sólo plano se rodó en exteriores), la estética es apabullante y se convierte en un personaje más de la película, el montaje soberbio, la fotografía espectacular, los efectos especiales deslumbrantes, tus retinas se mueven extasiadas de un punto a otro de la pantalla mientras se suceden escenas mareantes a ritmo de vídeoclip con canciones pop cuyas letras sacadas de contexto nos van contando la historia de Satine y Christian, típica y tópica historia de amor imposible.

Es difícil (muy difícil), destacar uno de los números musicales pero me quedo con ese arrebatador "Roxanne" de Police reconvertido en tango bailado por multitud de parejas sincronizadas, rodado y montado con una maestría que te deja con la boca abierta.

Fascinante. Imprescindible. Inolvidable.
Titacho
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