Como ocurre con la mayoría de las últimas cintas de terror, Silent Hill resulta ser una película bastante irregular, si bien es mucho más decente que otros productos basados en videojuegos de éxito (Resident Evil, Doom, etc.).
El argumento de Silent Hill se basa en la historia del videojuego con su mismo título... pero no es igual. Digamos que han intentado adaptar el guión desde un punto de vista más cinematográfico y comercial, lo cual, desde el punto de vista del negocio del cine, es perfectamente comprensible. El problema es que cuando se introducen cambios en una idea original, éstos forzosamente deben servir para mejorar el producto inicial, algo que no sucede con esta película. Lo que sí han logrado, y con creces, es reflejar la misma atmósfera de pesadilla que rodeaba la ambientación del videojuego original. El pueblo está perfectamente recreado y los cambios de una dimensión a otra producen la misma angustia que te producían mientras lo jugabas en la Playstation.
Como película de terror, hay que decir que los primeros minutos de metraje (nada más entrar en Silent Hill), son lo mejor de la película, con escenas realmente intensas y angustiosas, e incluso grotescas para los ojos más sensibles. En esos momentos piensas “Parece que vamos a presenciar dos horas de puro terror”. Conclusión que pronto se muestra precipitada conforme va avanzando la cinta, pues es entonces, precisamente, cuando más se aleja del argumento original del juego.
De hecho, el final de la película resulta bastante ridículo y mucho menos dramático que el original. Aparecen demasiados personajes secundarios que, realmente, sobran en un pueblo “abandonado” como Silent Hill.
En fin, que no entiendo para qué han cambiado tanto el argumento original, si no ha sido para bien, sino todo lo contrario. A pesar de todo, estamos ante una interesante película de terror.