Los primeros capítulos son prometedores centrando el caso y haciendo un trabajo aséptico de puesta en conocimiento del suceso, su entorno temporal y social y las repercusiones en todos nosotros del caso más mediático quizás de la historia del crimen en España.

Pero desde mitad de la serie el tufillo a oficialismo, a desacreditar cualquier teoría fuera de la absurda e increible versión oficial ocultando todo rastro de incongruencia en la misma (¿quién diablos se puede creer que el asesino deje en la fosa un papel con el nombre de su hermano roto en mil pedazos y, aún más, quién es tan idiota o nos toma por idiotas queriendo demostrar que varios meses después de tormentas y vientos de cientros de km/h siguiesen allí los trocitos de papel?) y centrándose en machacar a Juan Ignacio Blanco aprovechando para repetir sin parar el también absurdo tema de la cinta de video snuff y en el papel sensacionalista de la prensa que visto en perspectiva es horrible pero los que lo vivimos sabemos que era exactamente lo que demandaba el 100% de la audiencia y todos, todos TODOS fuimos cómplices de aquella aberración televisiva.

Y para rematar, que no falte en Netflix para variar un discurso giliprogre metido con calzador sobre la ley de violencia de género en el final de un documental. Una pena que un documental que prometía tanto se lo hayan cargado por puro sectarismo y se use como instrumento de manipulación