Bellos planos, grandes paisajes... Pero quizá le falte tensión. Me ha gustado el principio de la película, la escena en la que conocemos al protagonista, y toda la parte del relato centrada en el gulag.

Después, toda la historia del viaje se vuelve un tanto rutinaria, lo cual es una dura crítica si se tiene en cuenta la dureza del argumento. La tensión no puede consistir en ver a los personajes comiendo y bebiendo guarradas, por muy verídica que sea la historia. Las interpretaciones son correctas, pero los personajes no calan. No sé si Peter Weir había buscado distanciar al espectador de los personajes, supongo que no, pero lo cierto es que eso es lo que consigue, y todo ello para introducir un final un tanto sentimental, metido con calzador.

En lo positivo de la película, la primera media hora es muy interesante, y formalmente todos los planos y paisajes son verdaderamente bellos: Siberia, bosque, lago, desierto, montaña... Y, desde luego, la nominación al Oscar al mejor maquillaje es más que merecido.

En fin, siendo buena, no emociona