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España España · Barcelona
Voto de reporter:
6
Terror. Thriller Julia regresa a Bellevue con su marido para visitar a su hermana, que está casi ciega debido a una enfermedad degenerativa de la que intentó operarse sin éxito. Al llegar, descubren que se ha suicidado. Julia no sólo debe afrontar la pérdida de su hermana, sino también la pérdida de toda esperanza para detener su inminente ceguera, pues ella sufre la misma enfermedad y parece compartir su mismo destino. (FILMAFFINITY)
27 de octubre de 2010
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque su estreno comercial pasara sin pena ni gloria, esto no quita que la ópera prima de Guillem Morales pudiera colocarse entre lo más remarcable que nos haya dado el cine de terror hecho en España a lo largo de los últimos años. En 'El habitante incierto' no aparecían monstruos, ni asesinos que persiguieran a sus víctimas con cuchillos ensangrentados... simplemente había una premisa más que estimulante: la violación de la intimidad; la invasión de aquello que supuestamente es nuestro y de nadie más. La acción se centraba en una casa de extrarradio de grandes dimensiones, cuyo propietario vivía angustiado por la sospecha de que otra persona estuviera ocupando su morada. Un temor totalmente racional que bebe directamente del miedo primario hacia lo desconocido, hacia lo que no comprendemos... hacia lo incierto.

Se trataba pues de una película más cercana al territorio del thriller psicológico, suponiendo una excelente carta de presentación para Morales... a la vez que un nada desestimable cuadro clínico que nos ayuda a entender dónde se crecen -y empqueñecen- esos ''ojos de Julia'', auspiciados por el tránsfuga de la Tierra Media Guillermo Del Toro y la todavía potente áurea del sello 'El orfanato'. Así, algunos de los elementos usados en su debut cinematográfico, son aquí reciclados por el propio director. Una muestra de ello es el excelente prólogo, en el que se nos describe parcialmente (el cineasta confirma que es un auténtico maestro en el juego de mostrar a medias... o directamente de no mostrar) los sucesos concernientes a la muerte de Sara, y que nos sitúa de nuevo en un chalet alejado de la ciudad, en el que no queda del todo claro si entre sus muros hay alguien más aparte de su legítima propietaria.

También, al igual que en 'El habitante incierto', nos topamos con un fenómeno curioso, y es que da la impresión que, de haber contado con más metraje, ambos casos hubieran podido servir para una miniserie. Eso se debe a la más que evidente división en etapas en la que Guillem Morales (ahora en colaboración con el televisivo Oriol Paulo) presenta sus historias. A lo largo de poco más de hora y media se encadenan situaciones de todo tipo, merced al intercambio de papeles marca de la casa (antes el invadido pasaba a ser invasor, ahora la protagonista sigue los pasos de su hermana, en permanente metamorfosis marcada por la degeneración macular). Contextos que, lejos de parecer inconexos, son eficientemente ensamblados para formar un todo que nunca aburre, al estar éste constantemente moldeando su apariencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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