Jaume Balagueró demuestra que es un buen director de terror y que algún día, con el guion y las circunstancias precisas, hará una buena película. Aquí, en supuesta adaptación de Los sueños en la casa de la bruja de Lovecraft, nos sumerge en una mezcla correctamente equilibrada de thriller y terror, con la historia de una bailarina de discoteca (Ester Expósito) que se escapa con un alijo de droga de sus mafiosos jefes, en connivencia con uno de sus guardaespaldas, y tiene que refugiarse en casa de su hermana, situada en el edificio Venus, donde desde hace tiempo vienen ocurriendo sucesos paranormales que acarrean tragedias mortales. A partir de ahí todo se vuelve en intentar sorprender con lo que sea al espectador (aunque no se sorprende a quien la incoherencia general de lo que está viendo le impide crearse expectativas sobre lo que va a suceder). La película en su conjunto es un claro ejemplo de que cuando todo vale, nada se sostiene. Y de que fantasía no es sinónimo de absurdo o incoherencia, como muchos parecen creer.