Comienza bien, con una correcta gestión de los personajes, definidos, con diálogos y secuencias atractivos. Al llegar al tercer episodio, deriva desde una subtrama que toma el protagonismo, ralentizando cada escena, convirtiéndolas en algo lento pesado y sin continuidad, centrándose en miradas y gestos para mostrar lo que se evidencia sin necesidad de esa incisiva machaconería.

Es lo que siempre sucede en las series. Alargan tiempos para que una historia se estire y pueda ocupar muchos minutos aunque acabe contando... NADA.