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España España · ZARAGOZA
Voto de Jose Solo Z:
8
Drama Suecia, siglo XIV. Como cada verano, una doncella debe hacer la ofrenda de las velas en el altar de la Virgen. El rey Töre envía a su hija Karin en compañía de Ingrid, una muchacha que odia a Karin en secreto. Antes de cruzar el bosque, Ingrid se detiene y abandona a la princesa, pero la muchacha prosigue su camino y se encuentra con unos pastores, aparentemente afables, que la invitan a compartir su comida. (FILMAFFINITY)
24 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena historia adulta en la que Bergman sigue tratando temas adultos. Y, además, filmados para adultos inteligentes. Lo cual se agradece. Trata la envidia, la religión, la desgracia y la venganza.
En todas las películas de Bergman se nota muy claramente la distinción entre estratos sociales y ésta no es la excepción. Pero aquí la brutalidad de la fechoría hace que esas distinciones no sean tan claras.

Fascinante fotografía con escenas llenas de lirismo y de pasión. Las escenas con Von Sydow en el trono de madera con ese aire regio y el puñal clavado en la mesa son memorables. El monólogo de la sirvienta envidiosa al principio del film, el loco en el molino...hay muchas.
Con imágenes te hace reflexionar sobre la condición humana.

Grandísima dirección. Firme, austera pero también sensible y muy inteligente. Es ligeramente melodramática pero no se cae en el morbo fácil ni en la venganza babosa. Alterna lo sórdido con lo heroico, lo espiritual con lo frívolo. Describiendo personas con profundidad y con crudeza. Bergman no pone "paños calientes" ni usa eufemismos.
La naturalidad y la fluidez en las transiciones de una escena a otra hace que todo el metraje discurra con rapidez y con elegancia, sin estridencias.

Guión. Buenísimo. Original, oscuro, trágico, épico. Prácticamente una tragedia griega que te horroriza y te atrapa. El desenlace, gracias a una casualidad, es épico y visualmente impactante. Von Sydow responde como un héroe griego ante el destino, como el hombre que tiene muy claro lo que hay que hacer. Por supuesto, tiene que haber referencias al porqué de los destinos aciagos, interpelaciones a Dios, sentimiento de culpa de varios miembros del hogar...e incluso un suceso inspirador al final del film.

Actores. Muy buenos todos. Pero Von Sydow se queda con un personaje que le permite lucirse mucho. El niño Porath también consigue transmitir con su mirada.

Una constante en los films de Bergman: la fila india de personajes que van a expiar sus errores o a enfrentarse a algo religioso o espiritual. Allí van todos juntos, desesperados, olvidándose de lo material y buscando una explicación a la vida.

Una versión de esta película pero más desagradable, nada elegante, nada profunda y con violencia gratuita es la película "La última casa a la izquierda" de Wes Craven, 1972. Pero aquí sí que se decantan por la violencia babosa.
Jose Solo Z
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