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Voto de JuanCádiz:
6
Drama Una joven belga (Audrey Hepburn) que pertenece a una familia burguesa, ingresa como novicia en un convento. Tras profesar como monja, la hermana Luke es enviada al Congo a trabajar como enfermera en una misión. Su sorpresa será mayúscula cuando compruebe que ha sido destinada a un hospital para blancos, como ayudante de un cirujano. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2009
15 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
De estas veces que tienes por ver unas cuantas películas y casi sin examinar las disponibles con las que cuentas pones en marcha una de ellas. Así; sin anestesia. Un visto y no visto. Yo tengo la sensación, de que cuando esto sucede, siempre se elije la que menos papeletas tendría de haberlo pensado más detenidamente.
Pero no había vuelta atrás. Comencé con ella. "Historia de una monja" se llamaba. Para ir calentando motores, me introduje un cigarro en la boca, lo encendí y comencé a lanzar humo hacia las alturas en plan fumata blanca. Ya me sentía en el papel.

Primera hora de película dedicada exclusivamente a la formación de la novicia. Aterroriza. Doctrina comparable a la militar. Tú dejas de ser tú. Tan sólo eres un instrumento de dios.
Las monjitas veteranas les regalaban a las nuevas lo que parece ser un látigo para autoflagelarte. Pero de buen rollo eh!!; que incluso sonríen cuando hacen la entrega. Tras el obsequio, dan las instrucciones; No hables, no pienses, no recuerdes... incluso si puedes pegar el soplo de algún pecadillo de otra hermana hazlo. Ellas (las pecadoras) están instruidas para dedicarte una plegaria como gratitud por ayudarle a ser mejor persona. Aquí los chivatillos de toda la vida hacen su agosto.

La peli serviría como documento que muestra detalladamente cómo se instruye a una novicia. Esa sensación da al menos en su primera mitad. En la segunda se vuelve más comercial.

No me disgustó del todo; al contrario, resulta interesante. Pero se hace algo pesada. 152 minutos qué, la mayor parte de ellos, lo viviremos en el interior de un oscuro convento. A ratos axfisiante. Al acabarla dan unas terribles ganas de salir a la calle para que te de el aire. Por suerte con tanta fumata blanca me quedé sin tabaco y me voy a comprar más. Necesito el viento en mi cara; y lo necesito ya.
JuanCádiz
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