Podríamos definir el siglo XXI como el siglo de los excesos. Todo es excesivo: las publicidades, los centros comerciales, los coches, las casas,...hasta las crisis son excesivas. Si alguien es capaz de encontrar todo lo que el público quiere y demanda y dárselo en su justa medida de excesividad ese es el bueno de Tarantino. Es el director que marca no sólo el estilo pop de los 90, si no que marca una generación, una época y un gusto por el cine de millones de personas. Sabe lo que la plebe quiere, al fin y al cabo los circos romanos se hicieron para dar sangre a las masas y el cine se hizo para entretenerlas y, en este caso, sólo me queda decir "Ave Quentin".

La película la podemos dividir en tres tramos o episodios claros:

El primero es un 10. Por guión, eficacia y efectismo y, sobre todo, por un Waltz que demuestra ser el mejor actor de reparto que hay en Hollywood en la actualidad.

El segundo, con la intrusión de Leonardo en escena, tenemos un climax bestial, enrevesado y excesivo, dónde aparecen las mejores escenas. Esas que te acuerdas durante años y comentas con los colegas. Están perfectamente ejecutadas, concebidas e intepretadas y te llevan aun desenlace brutal que te hace temblar en el asiento.

El último episodio es quizás un poco más errático y tramposo, donde el guión decae un poco y parece que le cuesta levantarse, totalmente perdonable si valoramos el conjunto y más, si para ello, Quentin nos ofrece aún más sangre y disparos.

En resumen, la película por definición de una generación que encantará a muchos, saciara la sed de sangre y escenas interminables de muchos fans y que además nos permite ver, a mi entender, a tres de los mejores actores del mundo y, sin duda, idóneos para esta película.
Foxx es sin duda el mejor actor negro que hay en Hollywood, Dicaprio, el mejor actor blanco que no tiene oscar de Hollywood y Waltz, el mejor secundario que habrá en 30 años. Además, como ya hiciera con Pulp Fiction, a Tarantino le sobra talento para intentar salvar la imagen del malogrado Samuel L. Jackson dándole un papel singular y memorable que limpiara la imagen que tan poco le ha importado ensuciar en sus últimas, y no pocas, bazofias.

Cada vez que saque una película seguirá siendo un éxito y, un servidor, seguirá peregrinando a una sala de cine para ser saciado por todo los excesos que tanto le gustan y sólo Quentin es capaz de entender y ofrecer. Por que Quentin te hace una de vaqueros y el vaquero es negro y en la banda sonora mete Rap.