De lo mejor de la película fue cuando Tom Hanks describe la canción de ópera, y cuando se muestra el padecimiento que tenía de la enfermedad donde cada vez se le veía desistir inminentemente, en ese momento es cuando más conectas con el personaje y se te humedecen los ojos. Cabe señalar que la película no buscaba sorprender; ya que desde el primer minuto que sabes que el abogado es portador del SIDA en aquellos años, debería darse a entender fácilmente que el protagonista morirá. Es buena la película, pero el final y el veredicto creo que pudo ser mejor; me explico... Se indemniza a la causa de Andy Becket con una millonaria cifra de dólares, pero lo que yo al menos esperaba es que este caso despertara algún tipo de ley o jurisdicción contra la discriminación hacia las personas homosexuales o con enfermedades como el VIH. Y no estaba demás una escena en que algunas personas visitaran la tumba del abogado Becket, o que en la prensa se anunciara una ley que llevara su nombre... Pese a lo anterior tiene actuaciones grandiosas, y una trama bastante delicada para aquellos años.