Traída por los pelos su primera incursión de relato de New York del siglo XIX, Scorsese aparta el realismo de "la edad de la inocencia" por el hipernaturalismo mitificado de esta magnífica película. Hablamos de estas dos películas, casi dípticas en temática e intención documentalista de esa época tan poco retratada en ese escenario que es Nueva York, como ramificaciones de un autor newyorkino con erudición y gusto por la historia y por la historia del cine. Por ello, quizás, sea más justo valorar por encima este segundo intento, que habla más de Nueva York, que esa "La edad de la inocencia", inspirada más en "la heredera" de Wyler y a la búsqueda de un Monty Clifft, en rasgos y hechuras ceñidas al traje de Daniel Day-Lewis. Aún así, la cinéfila de Scorsese usa de asidero cierto aroma a Leone, mayestatismo en la producción cinematográfica e inevitable epopeya, que sin lastrar tanto como la incontinencia en la narrativa lineal (el propio Scorsese lo admite), siempre termina restando puntos y alejándose en mi percepción del genio de Coppola. Falta sello; con Scorsese, la sutileza de sus aciertos en la puesta en escena son apreciados por mi después de muchos visionados, de la prueba del cotejo con otros autores menores que no aguantan las comparaciones. También les pasa a Siegel y Mann. Falta un plano-secuencia como el del puente de Brooklin de "Érase una vez en América", un puñetazo de autoría.


Scorsese no es de esos; para lo bueno y para lo malo. Vemos en esta notabilísima "Gangs of New York" al cinéfilo dejando hacer a un Day-Lewis que empezaba a dejarse llevar por los efluvios de la estridencia(muy pertinente, por cierto, para un personaje como este Bill the butcher). Y puede ser, que después de todo, esta sea la mejor película de Scorsese, si nos dejamos convencer por el Scorssese crítico de cine, una eminencia en la materia.

(continúa en el spoiler sin desvelar)