Hay largometrajes que no te cansas de verlos una y otra vez aunque ya te conozcas el desenlace, este es uno de ellos. Al estilo marcado por Eastwood en sus mejores trabajos, esa línea clásica, pausada, ese pulso firme, contada en tercera persona como ya ocurriera en Sin Perdón, con una banda sonora creada por el mismo Eastwood.
Teniendo como fondo el boxeo femenino, nos plantea un tema interesante : protegerse o arriesgar, quedarse estancado o avanzar con el riesgo de perderlo todo. A la vez nos plantea cuestiones referentes a la iglesia, a la política social de los Estados Unidos (en la figura de la familia ) y a la eutanasia.
Eastwood nos aporta escenas y planos que se quedan grabados en la retina de cualquier cinéfilo (las escenas de la chica empezando a entrenar al fondo del gimnasio, la escena final de su llegada y salida del hospital).
Un largometraje digno de entrar en el Olimpo de los clásicos.