Si ubicamos la peli desde un punto de vista histórico, pues algo extraño ha sucedido: una peli éxito de taquilla y con una temática borrascosa, poco conveniente dado el momento. Pero a veces los genios poseen esa chispa que les permite vislumbrar el futuro y llevarlo al presente. Ser o no ser se aferra a su tiempo pero también adelanta sus relojes y anticipa de forma inquietante elementos que al estar velados por la comedia negra, mano derecha de todo germen subversivo, pasan desapercibidos en tanto señales de cambio.

El argumento es sencillamente genial y noto que Tarantino le debe mucho a Lubitsch desde el armado de Bastardos sin gloria. Los nazis son ridiculizados desde una postura rarísimamente amoral, y es que Ser o no ser jamás pone el acento en si debe o no exhibir tal o cual secuencia, sino que su búsqueda sólo se apega a los distintos lenguajes que pueden manejarse desde un mero signo: el nazismo verdadero frente al actuado, la vida y el teatro, etc.

Los registros cómicos son variados: desde efecto de gracia por repetición, juegos de palabras, morbosidad y, principalmente, un humor de cero espontaneidad, más bien de mucho cálculo. Los planos del humor van en paralelo con los planos que maneja el argumento: ser o no ser, desde donde actuar y como, siempre desde esa mirada socarronamente despiadada que puede tornar jocoso y delirante los asuntos mas delicados.