La sincronización de este atraco para que todo ocurra en su momento oportuno es un paralelismo al montaje de las imágenes que ha grabado Kubrick.

El guion va subiendo de interés a golpe de cámara y de interpretación. De vez en cuando se detiene en algún personaje para subrayar su mayor peso en la historia como en un diálogo sublime de la actriz Marie Windsor de un sarcasmo arrollador, con una entonación, en su voz original, y unas expresiones faciales modelo de interpretación.

En atraco perfecto todo fluye con naturalidad excepto en una coreografía de luchador mejicano que está fuera de lugar.

Parte importante de este fluir es la estética de los ambientes donde se desarrolla el argumento y cuando se podría atascar la trama Kubrick recurre a la vuelta atrás en el tiempo todo ello unido con un hilo narrativo que no desentona.

No obstante hay un par de escenas en las que debería haber hecho más énfasis. Una la resuelve con un simple disparo cuando el personaje aparece con unas medias en la mano y uno espera otro final. En otra, de gran importancia, aparecen los actores involucrados en un plano a continuación se oyen unos tiros y en la siguiente escena todo está resuelto, parece hecho con precipitación como si tuviera que cumplir un estricto minutaje.

Atraco perfecto es cine negro en estado puro que lleva al espectador a meterse totalmente en la historia para acabar, además con un final excepcional, de los que crean escuela.