Alice (1990) de Woody Allen, nos muestra la inconsciente extravagancia en la que vive nuestra protagonista: un mundo glamuroso de falsos ensueños que le permite su acomodada situación económica en la que su mayor preocupación es la estética personal. Convertida en florero de su marido Doug (William Hurt), atareado empresario siempre metido en reuniones y poco atento con los problemas de la casa, a los que Alice (Mia Farrow) y su servicio, convierten en la única preocupación de sus vidas.

Además de organizar sus reuniones sociales con las amigas y poco más, es madre temerosa y pacata de todo lo que se sale de su circuito de seguridad, teniendo un deseo no realizado: escribir y tener el ‘pecaminoso acto inmoral’ de conocer a Joe (Joe Mantegna ) con el que coinciden a las puertas de la guardería de sus respectivos hijos.

Los sentidos de la aventura y el deseo han aparecido en el interior de la recatada Alice. Las amigas del secador y de la manicura se cuentan sus chismorreos (los que otras hacen menos los de quien los cuenta…) En su inocencia Alice confía su atrevido pensamiento de conquista a una de sus amigas, aconsejándole finalmente acudir al Dr. Yang (Keye Luke) que tiene fama de curar todos los males que aquejan a los mortales humanos con ayuda de mágicas y alucinógenas hierbas.

Inmersa en el mundo de las probabilidades y de los afectos Alice ha encontrado en su camino interesados personajes para que su modo de vida emocional cambie de alguna manera con los chismorreos de las amigas, las opacas adulaciones de su marido, los profesores, masajistas y estéticos profesionales de la belleza por pretender cambiarla, además de: los espíritus del pasado, los polvos solubles del Dr. Yang, las atrevidas incursiones de infidelidad y el arte de volar sin red , convierten a nuestra protagonista en todo lo contrario.

Alice es un cuento social que trata de la opulencia y de la pobreza, donde se enfrentan realidades opuestas, para explicarlo Woody Allen nos ha llevado en parte, a través del mundo mágico de los efectos especiales (recurso poco utilizado hasta 1990) y la narración de una mujer salida de la riqueza para ayudar a los necesitados: Terea de Calcuta le marca el camino. Película agradable de ver, protagonismo omnipresente de Mia Farrow en una historia propia para salones de belleza.