En esta película hay un punto interesante y fundamental que es la forma en la que se ve a Dios, un Dios justiciero o un Dios que es amor. Pocas veces he visto tratar el tema de la homosexualidad en el cine desde un punto de vista religioso pero os adelanto que aquí tampoco lo veremos. Y es una pena porque utilizando un asesinato y los deseos de venganza, el guionista, en este caso el mismo director, podría haber construido una historia con mayor profundización en el tema del odio y del amor. He dicho podría y creo que me equivoco pues en realidad pienso que no podría porque no sabe. Y me fijo en un detalle que da el nivel al que se encuentra el director – guionista respecto al tema: cuando puede coloca plantas, flores arbustos, etc. entre la cámara y los personajes, seguramente para que los planos se vean más “bonitos”. Y después está el tratamiento de la policía, es tonta y no se entera de nada. Con todo, el caso es que la trama engancha porque quieres saber en que acabará todo, pero eso es utilizar al espectador cogiéndole por las vísceras, por lo que tienen de cotilla. Hay un papelito corto para un personaje cuya historia queda incompleta pero me ha gustado en interpretación, la vecina Kathleen.