Sublime es la revolución del espíritu por un tiempo que no ha vivido, no una negación de la vida presente, no una cobardía de los débiles, sino una afirmación nostálgica de lo que pudo ser y no fue, una esperanza perpetua y contrariada por la imposibilidad de su resolución, un claro recuerdo del miedo a la vida y de la firme esperanza que depositamos en el devenir. Sin duda es una gran expresión de la vida en sí, de como vivirla desde una sensibilidad artística, pero en una sociedad invalida en el sentir, moldeada en utilitarias costumbres que sólo niegan la verdadera voluntad del individuo, en esta caso protagonista, que sólo quiere disfrutar de la pequeña parcela sin adulterar de una fría vida hostil que se le escapa en compañía de su prometida.

Es el recuerdo de que estamos a tiempo de redirigir nuestra vida por el camino que deseemos, y no por el camino deseado de la circunstancial costumbre de nuestro tiempo. Estamos a tiempo.