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Voto de John Giraldo:
7
6,6
19.750
Comedia. Drama
Roberto, un hombre marcado por un duro revés que arruinó y paralizó su vida hace más de veinte años, vive atrincherado frente al mundo y en completa soledad en su ferretería. Sin embargo, un día, un extraño acontecimiento logra sacarlo de su aislamiento y ponerlo de nuevo en contacto con la realidad: en su vida aparece un chino que no sabe una palabra de español, y Roberto desea devolver al joven con los suyos. (FILMAFFINITY)
8 de julio de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por: John Harold Giraldo Herrera
[email protected]
Docente y periodista
La historia de un argentino y un chino unidos por una vaca es más que inusual, propia de esos aconteceres que en apariencia se encuentran deshilvanados, pero cuando la madeja se enrolla están las puntas de los hilos que aunque extremos andan más unidos de lo que se cree. Si una vaca cae en una embarcación justo cuando un individuo le pide la mano a su prometida y la mata y si otro mortal se halla tomándose un aire en sus días y disfruta de una tarde junto a su carro y de repente cae un chino de un taxi, esos sucesos nos demuestran que aunque incoherentes tienen mucho más en común: la vida.
Extremos propios de los diarios sensacionalistas, donde la conspiración de hechos desencadenan en secuencias trágicas, suculentas, apenas para el asombro y con un aire de lo insólito que se toman por sucesos de otros mundos. He acá una resultante inteligente de un director de cine, juntar esas piezas del rompecabezas de la vida y unirlas, mostrarnos de modo circular, como un punto en el mundo se correlaciona con otro, y que lo que consideramos la absurda vida sin sentido, es una aventura marcada por la contingencia.
Las películas sencillas terminan siendo las más complejas. Tanto como para resolverlas de un modo cinematográfico equilibrado como para impedir que se vuelvan melodramáticas, culebrones. Y eso lo logra Sebastian Borenztein, el director de cine argentino, con una película cuya marca es la fábula y que se vale de lo insólito para conmover y generar en el espectador un ambiente de maravilla. No es un cuento chino, es una cosmogonía, es algo que los mayas ya lo habían consagrado como parte de su entendimiento del mundo: todo está conectado, y por tanto nada parte de cero.
Una vaca, o una mariposa, pueden sugerir la idea que sus movimientos, unos grotescos los otros sutiles, cuando se producen, generan una afectación en otras esferas. La vaca al caer al vacío no fue fortuito, produjo que más hechos se generaran y de ahí se vale un director para condensar una trama austera, con matices in crescendo y que se van resolviendo a medida que la madeja de hilo se hilvana. Es divertida, pero también dramática. Un huraño veterano de la guerra de las Malvinas, que por supuesto fue absurda y no tuvo porqué presentarse, se encuentra con un chino huérfano. La apariencia es que están muy desconectados y que sus historias no coinciden además están alejados por el idioma y por sus formas de ser. El resultado una dispareja, tan propia para entretener en el cine como para contar muchas historias.
spoiler
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Docente y periodista
La historia de un argentino y un chino unidos por una vaca es más que inusual, propia de esos aconteceres que en apariencia se encuentran deshilvanados, pero cuando la madeja se enrolla están las puntas de los hilos que aunque extremos andan más unidos de lo que se cree. Si una vaca cae en una embarcación justo cuando un individuo le pide la mano a su prometida y la mata y si otro mortal se halla tomándose un aire en sus días y disfruta de una tarde junto a su carro y de repente cae un chino de un taxi, esos sucesos nos demuestran que aunque incoherentes tienen mucho más en común: la vida.
Extremos propios de los diarios sensacionalistas, donde la conspiración de hechos desencadenan en secuencias trágicas, suculentas, apenas para el asombro y con un aire de lo insólito que se toman por sucesos de otros mundos. He acá una resultante inteligente de un director de cine, juntar esas piezas del rompecabezas de la vida y unirlas, mostrarnos de modo circular, como un punto en el mundo se correlaciona con otro, y que lo que consideramos la absurda vida sin sentido, es una aventura marcada por la contingencia.
Las películas sencillas terminan siendo las más complejas. Tanto como para resolverlas de un modo cinematográfico equilibrado como para impedir que se vuelvan melodramáticas, culebrones. Y eso lo logra Sebastian Borenztein, el director de cine argentino, con una película cuya marca es la fábula y que se vale de lo insólito para conmover y generar en el espectador un ambiente de maravilla. No es un cuento chino, es una cosmogonía, es algo que los mayas ya lo habían consagrado como parte de su entendimiento del mundo: todo está conectado, y por tanto nada parte de cero.
Una vaca, o una mariposa, pueden sugerir la idea que sus movimientos, unos grotescos los otros sutiles, cuando se producen, generan una afectación en otras esferas. La vaca al caer al vacío no fue fortuito, produjo que más hechos se generaran y de ahí se vale un director para condensar una trama austera, con matices in crescendo y que se van resolviendo a medida que la madeja de hilo se hilvana. Es divertida, pero también dramática. Un huraño veterano de la guerra de las Malvinas, que por supuesto fue absurda y no tuvo porqué presentarse, se encuentra con un chino huérfano. La apariencia es que están muy desconectados y que sus historias no coinciden además están alejados por el idioma y por sus formas de ser. El resultado una dispareja, tan propia para entretener en el cine como para contar muchas historias.
spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El hombre huraño y del perdido y desorientado resultan juntándose, viviendo juntos, el uno por la necesidad y el otro por la benevolencia. Luego lo que sigue es ver como la burocracia vuelve complejo y con hastío al mundo, pero la bondad humana es una condición inherente. Y eso, es lo llamativo, ver como la película nos congracia con la vida. De modo sencillo, con muchas talanqueras pero con la idea de una solidaridad mutua: acompañarse en sus desdichas.
Hay un aspecto que hace más rica a la película, el actor Ricardo Darlín, cuya forma de encarar al veterano de la guerra es con carácter, fuerza, logra una empatía de una con el espectador y le otorga un sentido mayor a lo que se narra. Como Roberto –personaje representado por Darlín- es huraño, le huye al amor, no lo quiere asumir, pero hay una chica que ha dejado sus vacas en el campo para tratar de persuadirlo, pero nada lo logra convencer y Roberto, lo que sí hace muy bien es atender su ferretería, contar cada tornillo que le llega, llevarle flores a las tumbas de su padres, recortar y coleccionar las noticias absurdas, acostarse siempre a las 11:00 pm, entre otras. De modo que es un neurótico, mientras que el chino es sosegado, humilde y lleva en su adentro la necesidad de encontrar al único ser que le queda en su vida: su tío.
La película es sutil, pero tan bien lograda que nos regocija. Su mensaje nos llega tan contundentemente que si tuviéramos algún lazo con la vaca estaríamos haciéndole ofrendas. El guión es lo contundente, pero también toda la puesta en escena, y la película es un logro al cine latinoamericano por seguir mostrándonos la diversidad, así como por ofrecernos una narrativa con la fuerza poética.
Hay un aspecto que hace más rica a la película, el actor Ricardo Darlín, cuya forma de encarar al veterano de la guerra es con carácter, fuerza, logra una empatía de una con el espectador y le otorga un sentido mayor a lo que se narra. Como Roberto –personaje representado por Darlín- es huraño, le huye al amor, no lo quiere asumir, pero hay una chica que ha dejado sus vacas en el campo para tratar de persuadirlo, pero nada lo logra convencer y Roberto, lo que sí hace muy bien es atender su ferretería, contar cada tornillo que le llega, llevarle flores a las tumbas de su padres, recortar y coleccionar las noticias absurdas, acostarse siempre a las 11:00 pm, entre otras. De modo que es un neurótico, mientras que el chino es sosegado, humilde y lleva en su adentro la necesidad de encontrar al único ser que le queda en su vida: su tío.
La película es sutil, pero tan bien lograda que nos regocija. Su mensaje nos llega tan contundentemente que si tuviéramos algún lazo con la vaca estaríamos haciéndole ofrendas. El guión es lo contundente, pero también toda la puesta en escena, y la película es un logro al cine latinoamericano por seguir mostrándonos la diversidad, así como por ofrecernos una narrativa con la fuerza poética.