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Voto de John Giraldo:
9
Comedia. Drama. Thriller En 1937, en plena guerra civil, tropas republicanas irrumpen en un circo, durante el espectáculo, con el objetivo de reclutar a sus empleados para luchar contra las tropas nacionales. Mucho tiempo después, en los últimos años del franquismo, dos payasos (Carlos Areces y Antonio de la Torre) luchan por el amor de una atractiva trapecista (Carolina Bang). (FILMAFFINITY)
15 de setiembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por: John Harold Giraldo Herrera
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"El humor es para los débiles. Si no se ríen, acojónalos."
Padre del payaso triste
“Ya nada es real. Nada es sensato, nada es racional. Nada es como uno se imaginaba. Todo es más. Más de lo que se intuye, espera o soporta”.
Álex de la Iglesia

Da miedo, mucho miedo, produce espasmos, impide contener la risa, pero da miedo. Una mezcla de horror, al punto del pánico, con una alta dosis de ironía, sarcasmo irrigando cada escena, violentando códigos políticos, morales y sociales, Álex de la Iglesia se sale con las suyas, con una pieza que dejará incómodos a muchos, extasiados a otros y en la cuerda floja a muchos más. Balada triste de trompeta, es una joya, deleita, inquieta, genera un encuentro entre la España de la Guerra Civil con la que supuestamente superó la dictadura. Pero resulta que no, parecen dos escenarios distintos con un mismo drama: Hay una balada triste que no se supera, sus melancólicas notas siguen in crescendo.

Sus personajes resultan avasalladores. El principal, un payaso triste, cuyas raíces las tiene conectadas con la muerte feroz de su padre en la guerra civil. Pero más que eso, le mataron fue su vida, su risa, aunque se dedique a hacer reír a los demás, su capacidad de asistir el mundo con la felicidad es un imposible, al payaso triste lo posee un sentimiento trágico de la vida. La película comienza con una puesta escena en la que se verá ligada la crueldad: caen bombas en la carpa del circo, con la necesidad de reír. La escena de entrada resulta determinante porque mostrar la dureza de una situación como la guerra en medio de una carpa circense podría salirse de las manos, pero Álex de la Iglesia ha hecho una película en la que todo se le sale de las manos. Es una película caótica, donde los espíritus débiles no resistirán la pirotecnia de imágenes severas, potentes, con un arsenal de mensajes sobre la propia condición del hombre: es una burla muy profunda.

Álex de la Iglesia es un director de cine español cuyas películas siempre causan polémica. Sus temas recurrentes parecen estar alineando una apreciación por la humanidad: no hay finales felices, no se vive se sufre y lo más estrepitoso puede sucedernos. Se recordará la película El día de la bestia (1995), donde además de burlarse del mundo místico, de las ilusiones creadas por los medios, nos conecta con la violencia de unos actos donde unos extremistas desean “limpiar” a Madrid, es decir, son unos matones de jóvenes. Del mismo modo, sucede con La comunidad (2000) donde se pone a prueba la condición humana, esta vez sobre un dinero encontrado en un apartamento que dejó un señor que murió viendo la Tv y que decidió resguardarse de los peligrosos vecinos. En todas sus películas el espectador ríe pero se incómoda al ver en pantalla asuntos de la vida ignominiosos.
sigo en spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
John Giraldo
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