El film se desarrolla en un pequeño pueblo en Castilla, donde el cine local maravilla a los pobladores pero principalmente a los niños, una de ellas es Ana (Ana Torrent) quien luego de ver una película de Frankenstein y gracias a algo que le comenta su hermana Isabel (Isabel Tellería), queda enganchada con la idea de la génesis de la vida, la muerte y primordialmente los espíritus; cuestión que le imprime dudas y mucho interés, donde el realizador juega con el misterio gracias a la mirada inocente de ella.

A pesar de que se centra en las niñas, no hay que perder de vista el contexto en que se da el desarrollo de la película, el año es 1940 justo posterior a la Guerra Civil Española, en este punto es donde se atañe a los padres de ellas, Fernando (Fernando Fernán Gómez) es un hombre frío, distante, inmerso en los suyo, que parecieran ser las abejas, se apasiona más cuando escribe sobre ellas o cuando rememora su niñez, hay un vacío, un silencio que se puede antojar como una derrota, un aislamiento.

Por otro lado, Teresa (Teresa Gimpera) es la madre, escribe cartas a alguien que está lejos, que no sabe si las recibe, nota esa ausencia le imbuye la tristeza, la guerra les ha separado, ¿a quién le escribe? ¿Quién es ese viejo amor? Desesperanza hay en cada una de sus líneas, quizá desilusión por cómo ha resultado todo. No pareciera haber comodidad ante la situación en que se encuentran, es más, no hay en lo absoluto.

El espíritu de la colmena tiene muchas lecturas, dentro de lo que su argumento cuenta pero también en el apartado visual, muchos detalles tan banales como una ventana, o la utilización de la luz, así como un muñeco en clase, los susurros entre las hermanas que bien puede extrapolarse a esconderse u ocultarse de algo (el contexto ya mencionado). Sin duda hay una construcción inmensa detrás de esta obra con guion firmado por Erice y Ángel Fernández Santos.

El realizador apenas en poco más de 90 minutos mete todo eso y mucho más, un relato que se mueve con un ritmo pasivo de acuerdo a lo que vemos, pero que conforme va avanzando en el tiempo va dejando un halo mayor de misterio que enriquece el relato, es como un sentido de algo espiritual que se va desarrollando alrededor de Ana y la intriga que le apasiona. Con interpretaciones perfectas por parte del elenco y finalmente, destacar a los Luis, Cuadrado en el apartado de la fotografía vital para el film y lo que se deseaba mostrar, y de Pablo que le da una funcionalidad a la música perfecta de acuerdo a las emociones que se observan en pantalla, una genialidad.