Tres criminales huidos de prisión secuestran a una familia en su casa. Una premisa simple pero que da lugar a un interesante thriller psicológico donde la mente del jefe de los criminales, interpretado por un genial Bogart en un papel donde resulta odioso gracias a su nivel como actor, se enfrenta a la del padre de familia, que intenta encontrar una solución donde nadie salga herido.

La película consigue mantener la tensión durante todo el metraje, en parte por los enfrentamientos entre los criminales y la familia, y los criminales entre ellos, mientras la policía va cerrando el cerco sobre ellos y cualquier pequeño error de uno u otro bando puede salir caro.

Si de algo he de quejarme de esta película, es de lo excesivamente larga que es, y es que cuesta creer un poco que logren mantener el secuestro durante tanto tiempo, y eso hace que conforme avanza, cada vez pierda credulidad e interés, aunque mantenga relativamente bien la tensión.