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Voto de jfreyba:
8
7,3
65.271
Western. Intriga
Pocos años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar al pueblo de Red Rock, donde Ruth entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido ... [+]
24 de mayo de 2016
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PRIMERA HORA: TARANTINO Y LEONE. La primera hora es, sin duda, la más elaborada. Visualmente, una delicia. Está marcada por el amarillo –el color del forro del abrigo de Jackson– sobre el blanco de la nieve y el azul oscuro de las ropas. Esos tres colores, con un dibujo y un grado de saturación magistrales, convierten la pantalla en un lienzo que atrapa los ojos. Entre tanto, los oídos quedan cautivados por la música de Morricone y los diálogos, una de las especialidades de la casa. No dicen nada, pero lo dicen muy bien. La acción transcurre tranquila, pausada, muy al estilo de Leone, pero no aburre en absoluto. El tiempo se pasa sin que te des cuenta. Hasta que llegamos a la mercería de Miniie…
SEGUNDA HORA: EL CLUEDO. En mi opinión, la más floja. Tiene un comienzo espectacular, con la presentación de los nuevos personajes. La verborrea de Roth es cautivadora, pero… ¿Es Tim Roth? ¡Coño, si parece Christoph Waltz! Habla como Waltz, gesticula como Waltz, físicamente es clavado a Waltz… ¡Pero es Roth! ¿Qué pasa, que Waltz estaba enfermo y le has pedido a Roth que haga de Cristoph Waltz? ¿Por qué traes a Tim Roth para que imite a otro actor? Yo creo que aquí me he perdido algo. Sobre todo, porque, cuando Tim Roth está haciendo de Waltz mejor que el propio Waltz, de repente se difumina y pasa a un cuarto plano. No es fácil entenderlo. Aparte de esto, en esta segunda hora el Cluedo se come a Tarantino. Salvo por el paréntesis del relato de Jackson sobre el hijo del general (en el que Jackson sueña con Tarantino, o Tarantino sueña en Jackson), el director de siempre desaparece con Roth y nos vemos en una de Agata Christie. No es que esté mal, pero es otra película. Hasta que…
SEGUNDA HORA: EL CLUEDO. En mi opinión, la más floja. Tiene un comienzo espectacular, con la presentación de los nuevos personajes. La verborrea de Roth es cautivadora, pero… ¿Es Tim Roth? ¡Coño, si parece Christoph Waltz! Habla como Waltz, gesticula como Waltz, físicamente es clavado a Waltz… ¡Pero es Roth! ¿Qué pasa, que Waltz estaba enfermo y le has pedido a Roth que haga de Cristoph Waltz? ¿Por qué traes a Tim Roth para que imite a otro actor? Yo creo que aquí me he perdido algo. Sobre todo, porque, cuando Tim Roth está haciendo de Waltz mejor que el propio Waltz, de repente se difumina y pasa a un cuarto plano. No es fácil entenderlo. Aparte de esto, en esta segunda hora el Cluedo se come a Tarantino. Salvo por el paréntesis del relato de Jackson sobre el hijo del general (en el que Jackson sueña con Tarantino, o Tarantino sueña en Jackson), el director de siempre desaparece con Roth y nos vemos en una de Agata Christie. No es que esté mal, pero es otra película. Hasta que…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
TERCERA HORA: LA CASQUERÍA. Cuando ya te estás estrujando las meninges para resolver el juego del Cluedo, de repente, y sin avisar…
«¡Despídete de tus huevos!» ¡Pum!
Jackson cae al suelo gritando y yo me sobresalto y empiezo a troncharme de la risa. ¡Joder, qué susto! El Tarantino de la casquería aparece de pronto y dice: «¡Que estoy aquí, que no me he ido! Y esto es sólo un aviso!»
Volvemos a la primera hora durante unos minutos, para entrar «en frío», y comienza el festival. No sé qué tiene Tarantino en este tipo de escenas para hacer que las mayores brutalidades tengan esa extraña belleza. Yo creo que es porque se trata de una brutalidad ordenada y armónica; parece extraño pero es algo así. La brutalidad de Tarantino tiene una especie de rima, algo que la convierte en estética. No es real, en la realidad lo brutal es caótico; aquí, sin embargo, es fruto de una composición… Nadie negocia mientras se desangra y llama «disparador de escrotos» a su agresor. Tarantino ha vuelto a llenar la pantalla con su cara más sangrienta. Y tú, en lugar de horrorizarte, te ríes. Cuando llega el final, con la firma de Shakespeare, no te has dado cuenta y se te han pasado tres horas memorables.
Aunque la mejor, para mí, ha sido la primera. Sin duda alguna.
«¡Despídete de tus huevos!» ¡Pum!
Jackson cae al suelo gritando y yo me sobresalto y empiezo a troncharme de la risa. ¡Joder, qué susto! El Tarantino de la casquería aparece de pronto y dice: «¡Que estoy aquí, que no me he ido! Y esto es sólo un aviso!»
Volvemos a la primera hora durante unos minutos, para entrar «en frío», y comienza el festival. No sé qué tiene Tarantino en este tipo de escenas para hacer que las mayores brutalidades tengan esa extraña belleza. Yo creo que es porque se trata de una brutalidad ordenada y armónica; parece extraño pero es algo así. La brutalidad de Tarantino tiene una especie de rima, algo que la convierte en estética. No es real, en la realidad lo brutal es caótico; aquí, sin embargo, es fruto de una composición… Nadie negocia mientras se desangra y llama «disparador de escrotos» a su agresor. Tarantino ha vuelto a llenar la pantalla con su cara más sangrienta. Y tú, en lugar de horrorizarte, te ríes. Cuando llega el final, con la firma de Shakespeare, no te has dado cuenta y se te han pasado tres horas memorables.
Aunque la mejor, para mí, ha sido la primera. Sin duda alguna.