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España España · Linares
Voto de Begoña:
6
Drama El matrimonio formado por Johan, profesor de psicología, y Marianne, abogada, recibe una noche en su casa la visita de sus amigos Peter y Katerina. Al poco tiempo, los invitados empiezan una fuerte discusión en la que los anfitriones intentan mediar sin éxito alguno. Cuando se quedan solos, Johan y Marianne empiezan a hablar de su matrimonio y de sus problemas. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bergman nos adentra, a través de 6 capítulos, en la disección de una repulsiva pareja. Si bien es cierto que aborda diferentes fases y temas como: el matrimonio, la familia, el compromiso, la insatisfacción en toda su escala, la convivencia, la rutina, los malos tratos y la infidelidad; me da la sensación de que es más un problema individual lo de esta pareja, que un teorema.

Es una película pretenciosa que quiere dar a entender más de lo que es. "Cada familia infeliz lo es a su manera", pues bueno. Pues muy bien.
Me parecen dos seres absolutamente repugnantes, insoportables y hechos el uno para el otro, para martirizarse, para darse placer en su masoquismo, para zurrarse. Quizá habría que tener en cuenta el contexto de la época para no ser injusta con la película, en 1974 era una propuesta muy valiente.

No me he sentido reflejada con ninguno de los dos. Da la sensación constante de que su muerte (para nada súbita) ha sido el devenir de sus propias vidas, el asesinato del espíritu. Viven con el piloto automático y no les interesa nada más en la vida que hacerse daño, que alimentar una relación tóxica donde pasan de follar a pegarse, a representar amargas introspecciones, juicios de valor sobre el otro y a declararse amor/odio. Eso es para volverse jodidamente loca. ¿Dónde está la dignidad?

"¿Johan, crees que nos hemos perdido algo importante?", pregunta Marianne. Pues hija, igual darte una oportunidad a ti misma, ¿te parece poco?
Él entra en lo que llamo "el acecho de la muerte": el varón se arrastra mecánicamente por la vida como un gusano que cumple con sus funciones vitales, y un buen día se da cuenta de la CATÁSTROFE. Se hace viejo, el potrillo es un caballo añoso que se ha percatado de que está al borde del abismo. Entonces busca la vitalidad, como una sanguijuela, la virilidad, en amantes mucho más jóvenes a las que montar (si no tiene deficiencias físicas) y tutorizar. Sí, porque nada les gusta más a estos ejemplares, que dar la brasa sobre lo que es LA VIDA y todo lo que la concierne. Normalmente son abandonados con el paso del tiempo.
Éso hace Johan, le cuenta a su pavisosa mujer que está enamoradísimo de una veinteañera y quiere el divorcio. Y ella, como no hay Instagram, le pide que por favor se la enseñe, que hable de ella. Joder, qué comprensiva. Me desespera esta mujer, incluso cuando reconoce que es una persona excesivamente complaciente.

La vida se derrumba para estos dos seres tan abrumadoramente inteligentes, que huyen cagando leches de la soledad y del autocuidado (algo así como La isla de las tentaciones, pero en versión gafapasta). Incapaces de estar solos y concederse nuevos descubrimientos o retos a nivel personal, se buscan de nuevo para flagelarse y acabar sin amor propio, porque se han dado por vencidos. A ambos les falta coraje, quizá nunca lo tuvieron y viven comodísimos interpretando papeles, primero entre ellos y cuando se desenmascaran, con el resto de sus parejas.

No sé si soy subnormal y no la he "entendido" bien, pero a mí no me ha removido nada. A lo mejor es porque no puedo extrapolarla a mi vida sentimental, no llevo tanto tiempo con mi pareja, pero el suficiente para entender que no se va a ninguna parte si los dos interpretamos papeles para cumplir con un objetivo. Las rupturas siempre son chungas, especialmente si el vínculo ha sido intenso, pero ambos somos tan raritos y con un historial amoroso tan desacertado (el mío es más gracioso), que asumir el hecho de que se acabe o tome un rumbo catastrófico entra dentro de los posibles escenarios (hay muchos escenarios). Así que siguiendo el axioma de la peli, debería hacer un ejercicio de honestidad y ser agradecida por cada bronca, las gordísimas también, cada "eres una imbécil" y cada "qué gilipollas eres, tío", en mi vida sentimental actual sin llegar a dar profundo asco.

La crónica rosita la reservo para "El diario de Noa", por ejemplo. Ahora estamos con las historias de terror.
A mi yo del futuro solamente le pediría que jamás pierda la ilusión por las cosas, momentos y personas de la vida; no quiero transformarme en un ser abominable, una loca del coño, una envidiosa, una bruja asquerosa y pérfida que disfruta del dolor, de dar mala vida, y tan MUERTA por dentro que desprecia todo lo que le rodea.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Begoña
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