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España España · Iguana
Voto de BrunoLD:
8
Cine negro Bob es un viejo gánster y un jugador empedernido que está casi a punto de arruinarse. Entonces, a pesar de las advertencias de sus amigos, decide atracar el casino de Dauville. Todo está planeado a la perfección, pero la policía está informada del atraco. (FILMAFFINITY)
22 de abril de 2020
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tono y ritmo brillantes, pausada, con empaque y con una atmósfera y ambientación fantástica, qué maravilla el Paris de los 50 y 60 del cine francés, y esa preciosa fotografía, una gran película; realmente llamativa y especial. Lo primero que llama la atención es su año, 1956. Es difícil no encuadrar esta película en la ‘Nouvelle Vague’ a pesar de no existir aun oficialmente, se podría decir que a pesar de sus toques de cine negro americano y al no ser dirigida por un crítico rebelde no entre dentro de este movimiento. Pero por otro lado en mi opinión es una película que podría pertenecer perfectamente a ese movimiento, puramente francesa, que se aprovecha de sus calles, de sus entornos, de sus gentes, de rodar en exteriores, que transmite cierto (oscuro) romanticismo.

La película comienza siguiendo a Bob, un joven viejo (tal y cómo dice la voz en off), es decir un joven de alma con muchos años a su espalda, que lleva una vida similar a la de muchos veinteañeros con los que se junta, que vive de noche entre bares, timbas y pubs.

Es muy interesante la evolución y construcción de los personajes, con poso. Por un lado, tenemos a Bob, en francés “flambeur” no es lo mismo que un jugador, flambeur es algo así como aquél que no sólo juega lo que tiene, sino también lo que no tiene. Vamos, lo que sería un ludópata, aunque sin ser mostrado de manera terrible o miserable cómo puede ocurrir con otras adicciones en el cine como el alcoholismo o drogadicción. Al principio de la película vemos que Bob juega en un lugar, pierde y tras ello les comenta a los demás jugadores que se vuelve a casa a dormir como una excusa, ya que continúa su travesía hacia otras salas de juego donde sigue perdiendo hasta desfallecer del sueño y volver a su casa, no sin antes echar una monedita a las tragaperras que tiene en un armario en su casa. Una buena casa que muestra que quizás si tuvo suerte en el juego en el pasado, pero poco amueblada quizás porque esa suerte ya no le acompaña y tuvo que vender varias cosas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
BrunoLD
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