Una oda al amor, al amor sólido que es ciego de prejuicios sociales y económicos, es la búsqueda de la felicidad del amado. Es una película romántica hasta los huesos, ilumina el corazón e ilumina a la sociedad. Necesaria en la sociedad líquida, en dónde ha dejado de haber lugar a un amor así, una relación basada en el sentimiento, en el deseo, en las ansías, en la espera, la paciencia; en una sociedad donde lo inmediato prima, lo rentable, la oferta y demanda, dónde todo esto ha permeado en la relación amorosa, está película es utópica y peligrosa, porque muestra con una calidez y una precisión lo que conlleva amar y ser amado, desear y ser deseado, con sus consecuencias y placeres.

Luces de la ciudad o la Odisea del amor ciego, ciego porque no ve con los ojos del capitalismo y de occidente. No solo es una comedia romántica, es también una invitación política y etica a llevar como banderas la sinceridad, el amor, el cariño y la ternura.