La película tiene un clima y un ritmo (apaciguado) que te llevan de las narices.
Hay una sensación de tristeza y oscuridad en los rostros de Kevin Costner y Woody Harrelson.
Ellos son el centro de todo con sus miradas, diálogos y movimientos, y bordan sus papeles.
No esperaba una actuación tan buena y comprometida de Costner.

Sabemos desde el comienzo lo que finalmente ocurrirá, lo esperamos, pero eso no impide disfrutar de cada escena. Es un mérito importante ya que la película dura un poco más de dos horas y podría perfectamente caer en el tedio.

Aquí no hablamos de una gran obra pero sí de dos grandes actuaciones, de dos papeles que se complementan, que son creíbles desde el minuto uno. Hablamos de una película en la que los diálogos son lo fundamental.

Me permito recomendártela, y espero te guste tanto como a mi.