Después de leer muchas de vuestras críticas veo que la mayoría enmarcáis la temática de esta película dentro de la transexualidad inequívocamente. Pues bien, yo no lo veo así para nada.

Laure se llama Laure y se supone que siempre se había hecho llamar así. Es solo cuando Lisa le pregunta "¿eres nuevo?" cuando elige sin reflexión hacerse pasar por un chico en lugar de decirle "no, aunque lleve esta ropa y el pelo corto, soy la nueva". El peinado, por cierto, tampoco es realmente masculino. Entonces, ya es introducido como Michaël en el grupo de amiguetes del barrio y piensa que tiene que seguir con la farsa. Sin embargo, tiene que esforzarse por comportarse como un chico, no es algo natural, y muestra reticencia a cada uno de los gestos que le hacen ir un paso más en continuar con una mentira, que el espectador sabe que no puede durar mucho (ver spoiler). Yo entiendo que Laure no se sentía un chico, sino que la presión social a la cual no se atreve a enfrentarse al principio, cuando habría sido más fácil (pero entonces nos habríamos quedado sin película), la empuja a fingir que lo es para ser aceptada en el grupo. De hecho, su comportamiento en su casa es diferente al que tiene fuera y se arrepiente de haber mentido sobre su sexo.

En definitiva, en mi modesta opinión esta no es una película sobre transexualidad, sino sobre prejuicios, en el sentido más etimológico de la palabra, que cuestiona los roles tradicionalmente asignados a chicos y chicas (comportamiento y aficiones) y sobre la presión social y el deseo de sentirse cómodo perteneciendo a un grupo, sin querer ser "raro", que es mucho mayor en niños que en adultos. Igual que a Laure eso le empuja a fingir que es un chico seguramente porque piensa que así será aceptado en el grupo más fácilmente que si dice que es una chica, por su aspecto, a otros les empuja a esconder su ideología, aficiones, orígenes, o hasta su equipo de fútbol. Y esto estoy seguro de que todos nosotros lo hemos visto, o incluso sufrido, alguna vez en nuestros años en el colegio.

Por último, esos comentarios sobre que lo de aprender a conducir y probar la cerveza (sin gustarle, como a cualquier niño o niña de 10 años) reflejan su carácter masculino y a la vez hablar de eliminar los prejuicios y tolerancia... ¡cómo si a las mujeres no les gustara la cerveza ni condujeran! De la misma manera que a mujeres heterosexuales y femeninas les gusta ver y practicar deportes como el fútbol (cosa que tampoco está claro que a Laure le guste realmente).

En cuando a la película, está muy bien hecha, rodada de manera exquisita y la actuación de los niños es magistral, en especial la de Laure y su hermana Jeanne.
Lo peor, que Céline Sciamma podría haber alargado la cinta 15 minutos para desarrollar más ese final, como se merece.