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España España · Barcelona
Voto de Marcos Orgaz:
7
Comedia. Drama Siete años después de lo acontecido en "Pequeñas mentiras sin importancia", angustiado y al borde de la depresión, Max (François Cluzet) decide pasar solo un largo fin de semana en su casa de la costa. Pero sus viejos amigos Eric, Marie, Vincent, Isabelle y Antoine han planeado visitarle para darle una fiesta sorpresa de cumpleaños. Una oportunidad para ponerse al día después de mucho tiempo separados, y de paso para comprobar qué queda de su amistad. [+]
7 de noviembre de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pequeñas mentiras para estar juntos (Nous finirons ensemble), es más efectiva que su antecesora, más divertida y más profunda. También más descuidada. La dirige Guillaume Canet, un tío muy raro, un director inusual en el mejor sentido, que inventa una confluencia extraña y difícil de asimilar entre humor y drama. La anterior no me interesó jamás, era retorcida, poco trabajada, pretenciosa, noté a Canet más interesado en alardear del talento de sus actores y técnicos que de contarlo todo a su debido tiempo.

Esta sin embargo está cubierta bajo un manto de ingenio. Desde el principio me percato de la credibilidad de los actores interpretando a semejantes personajes, haciéndome creer que por ejemplo, el talentoso Francois Cluzet es un individuo presuntamente desgraciado y con una bondad oculta bajo una coraza de gañán. Por otra parte está Marion Cotillard, que siempre que aparece en pantalla me emboba poniéndome en serias dificultades para prestarle atencion a lo que sea que diga su angelical voz. Podría enumerar pocas actrices que superen su trabajo. Ella, como de costumbre, nos deslumbra con una gestología extraordinaria: Sus andares, su mirada y sus palabras no pasan desapercibidos.

Canet me ha hecho recordar momentos espléndidos en familia, momentos tristes y por supuesto amargos. También algunos que ni siquiera recuerdo haber vivido. Observo que la historia está repleta de excentricidades y situaciones que oscilan entre lo real y lo inimaginable. Un tío antipático y a la vez tierno, un padre abyecto, una madre que no quiere serlo y un grupo de personajes a cada cual más pasmoso.

Todo fluye con mucha gracia y sobriedad hasta toparse con una conclusión repleta de tesituras tan verídicas como superfluas. Un par de canciones por poco consiguen sacarme de la historia. Pero nada más lejos de la realidad. Siempre Cluzet. Ese tipo nada afortunado emerge, el amor y la amistad cohabitan de forma inestimable y todo lo reprochable se esfuma de forma inminente.
Marcos Orgaz
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