Si entre los cojines de tu sofá ha crecido una seta de colores vivos, y esa seta eres tú, no lo dudes, el veneno de la imaginación unidimensional corre por la sangre de tu cerebro y ya no tienes salvación.
El virus "Una idea, un corto", o "Cómo envolver en papel de cartón la materia gris" ha echado raíces en el aire que respiramos por aquí. La cepa parece indestructible y en ella late la peor de las necedades que el hombre puede ocultar, mostrándola sin tapujos desde el balcón hacia la sociedad: el ridículo. Se acercan los tiempos oscuros del humano sin complejos. Reciclar basura para consumirla. Se construye un nuevo orgullo. Se levantan las alfombras y se la deja respirar y disfrutar.
La ausencia de vergüenza por limitación neuronal no se transmite por sangre, saliva o flujo vaginal, sino por conacto tubesical.
Los tubes son una especie de destellos luminosos que se incrustan en la retina y, en vuelo directo, alcanzan el cerebro, destrozando sus conexiones eléctricas. Durante estos últimos años la compañía que más ha extendido estas cápsulas audiovisuales por el mundo ha sido Youtube. La han liado parda echando dronja en el colacao.
Cuando una propuesta nueva, sólo por ser nueva, merece la etiqueta "original", lloran los ángeles del infierno de felicidad. Satanás, bola y set. Tropas de vísceras sonrientes y payasos con dignidad desfilan por la ciudad. Nosotros salimos a los balcones para saludar. Nos proponen un acertijo simple y saben que lo hemos resuelto cuando nos escuchan gritar ¡Dios mío, qué original!