Si piensas que es la típica serie de hospital donde predominan las bacanales entre médicos y residentes, no pierdas ni un minuto de los casi 45 que dura cada capítulo.

La misión del "prota" es gestionar un hospital público en medio del capitalismo más bestial, New York.

La solución de problemas desde el origen en las distintas especialidades médicas, papeles que parecen efímeros y dan un vuelco y son esenciales en ciertas tramas, relaciones a fuego lento y sus distintas fases dentro de un ámbito de trabajo y los típicos gestos de un jefe médico, que al principio te desconciertan pero que pronto quieres tenerlo como amigo. Son las cualidades geniales de esta historia bastante bien contada.