Vuelven los siete. Samurais o pistoleros, en esta ocasión reclutan hasta un torero.
No es tan extraño encontrándonos en la frontera mexicana donde tan aficionados son a la lidia y a las galleras. Incluso al flamenco.
Sin el glamur de los magníficos primitivos, la nueva entrega tiene como vemos toques muy hispanos, también en los paisajes, aunque sigue parecidos caminos que resultan ya trillados y conocidos.
Flojo guion que no se toma la molestia de explicar convenientemente las cosas. Tampoco lo hace la versión de Sturges fuera de la maldad natural de Calvera.
La realización perfila bien los personajes de Chris (Brynner) y de Chico (Mateos), pero deja al resto en penumbra. Ritmo desigual, lánguido a ratos, tiene también buenos tiroteos y cabalgadas.
Incluso sus frases: "¡Es muy rápido! -¿Más que tú? -No se llega a viejo haciendo comparaciones".
Bien las interpretaciones de los citados Brynner y Mateos, así como alguna de las reflexiones del primero: "Los rebaños siguen el rastro, los rumores corren".
Cinta pasable cuyo principal problema es la comparación con la primera versión. Aun con todo, la primitiva historia de Kurosawa se puede ver hasta setenta veces siete.